viernes, 4 de abril de 2008
jueves, 3 de abril de 2008
"EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL"
La crítica fundamental que realiza Marcuse a la sociedad moderna, reflejada en El Hombre Unidimensional, indica que la sociedad moderna es capaz de asimilar cualquier forma de oposición que surja al interior de sí misma, y por tanto no existe ningún movimiento individual ni colectivo capaz de oponérsele o de socavar sus raíces socioeconómicas. Este hecho se contrasta fundamentalmente con el capitalimo temprano, en que el movimiento proletario era una fuerza con el potencial efectivo de derribar el régimen. El capitalismo avanzado que describe Marcuse, en cambio, ha generado a través de los estados de bienestar una mejora en el nivel de vida de los obreros, que es insignificante a nivel real, pero contundente en sus efectos: el movimiento proletario ha desaparecido, y aún los movimientos antisistémicos más emblemáticos, como el movimiento punk-anarquista o el movimiento bohemio han sido asimilados por la sociedad, y orientados a operar para los fines que la sociedad coactiva reconoce como válidos.
El motivo de esta asimilación, en Marcuse, consiste en que el contenido mismo de la conciencia humana ha sido fetichizado (en términos marxistas), y las necesidades mismas que el hombre que está inmerso en esta.
El motivo de esta asimilación, en Marcuse, consiste en que el contenido mismo de la conciencia humana ha sido fetichizado (en términos marxistas), y las necesidades mismas que el hombre que está inmerso en esta.
HERBERT MARCUSE
Herbert Marcuse en Newton, Massachusetts, en 1955
Herbert Marcuse (Berlín, 19 de julio de 1898 – Berlín, 29 de julio de 1979), filósofo y sociólogo alemán, fue una de las principales figuras de la Escuela de Frankfurt.
Vida
Nació en Berlín, sirvió como soldado en la Primera Guerra Mundial y participó posteriormente en la revolución socialista que fue aplastada por las fuerzas de la República de Weimar.
Después de completar sus estudios en la Universidad de Friburgo de Brisgovia en 1922, regresó a Berlín, donde trabajó como vendedor de libros. Regresó a Friburgo en 1929 para escribir una «habilitación» (disertación de profesor) con Martin Heidegger.
En 1933, debido a que no le sería permitido por ser judío completar su proyecto bajo el régimen nazi, Herbert empezó a trabajar en el Instituto de Investigación Social en Frankfurt del Meno y, junto con Max Horkheimer y Theodor Adorno, se convirtió en uno de los más destacados teóricos de la Escuela de Frankfurt.
Emigró de Alemania ese mismo año, yendo primero a Suiza y luego a los Estados Unidos, donde obtuvo la ciudadanía en 1940. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (US Office of Strategic Services), precursora de la CIA, analizando informes de estrategia sobre Alemania (1942, 1945, 1951).
En 1952 inició una carrera magisterial como teórico político, primero en la Universidad de Columbia y en Harvard, luego en la Universidad de Brendeis desde 1958 hasta 1965, donde fue profesor de filosofía y política, y finalmente (ya jubilado), en la Universidad de California, San Diego. Fue amigo y colaborador del sociólogo e historiador Barrington Moore Jr. y del filósofo político Robert Paul Wolff. En la época después de la guerra, fue el miembro más políticamente explícito e izquierdista de la Escuela de Frankfurt, aún identificándose a sí mismo como marxista, socialista y hegeliano.
Marcuse murió el 26 de julio de 1979, luego de haber sufrido una apoplejía durante una visita a Alemania. El teórico Jürgen Habermas, de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, cuidó de él durante sus últimos días.
Pensamiento
Las críticas de Marcuse a la sociedad capitalista (especialmente en su síntesis de Marx y Freud, Eros y la civilización, publicado en 1955, y su libro El hombre uni-dimensional, publicado en 1964) resonaron con las preocupaciones del movimiento izquierdista estudiantil de los 60. Debido a su apertura a hablar en las protestas estudiantiles, Marcuse pronto vino a ser conocido como «El padre de la Nueva Izquierda» (término que él rechazaba).
LAS CIUDADES MASIFICADAS
LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS ES RECONOCIDA COMO UNA OBRA CLÁSICA DE NUESTRA HISTORIA SOCIAL. EN ELLA JOSÉ LUIS ROMERO OFRECE UN CUADRO COMPLETO DE LA CON- FORMACIÓN DE LAS SOCIEDADES URBANAS LATINOAMERICANAS, LA MENTALIDAD DE SUS FUNDADORES Y SUS HABITANTES, DESDE LA CONQUISTA HASTA LA ÉPOCA DE LAS CIUDADES MASIFICADAS DEL SIGLO XX. EN MEDIO DEL APARENTE CAOS DEL DESENVOLVI- MIENTO HISTÓRICO DE NUESTRAS CIUDADES, ROMERO ENCUEN- TRA LOS HILOS CONDUCTORES QUE DAN COHERENCIA A ESTE PROCESO. LA OBRA ESTÁ ESCRITA DESDE UN PUNTO DE VISTA CRÍTICO Y AMPLIO, PARA LO QUE SE APOYA EN DIVERSAS FUENTES EXTRAC- TADAS DE LA LITERATURA, LA FILOSOFÍA Y LOS TESTIMONIOS DE VIA- JEROS. LA CLARIDAD DEL ESTILO SE CONVIERTE EN UNA FORTALE- ZA MÁS DE ESTE LIBRO, PUES LO HACE APTO TANTO PARA LECTORES UNIVERSITARIOS COMO PARA EL LECTOR GENERAL CULTO INTERESA- DO EN COMPRENDER LA FORMA COMO SE FUNDARON LAS CIU- DADES AMERICANAS Y SUS CONSIGUIENTES PROCESOS DE ES- PLENDOR O DECADENCIA, HASTA EL MOMENTO EN QUE, ALGUNAS, LLEGARON A SER LAS GRANDES URBES QUE HOY CONOCEMOS.
José Luis Romero (historiador)
José Luis Romero (Buenos Aires, 1909 - Tokio, 1977) fue un historiador argentino doctorado en la Universidad Nacional de La Plata, con una tesis sobre Los Gracos y la crisis de la república romana. Se dedicó luego a la historia medieval y desarrolló una larga investigación sobre los orígenes de la mentalidad burguesa, que culminó en sus dos obras mayores: La revolución burguesa en el mundo feudal y Crisis y orden en el mundo feudoburgués.
Paralelamente, y en su calidad de historiador y de ciudadano -militó en el Partido Socialista-, se dedicó a la historia argentina y escribió en 1946 una de sus obras clásicas: Las ideas políticas en Argentina. Enseñó en las universidades de La Plata y de la República (Montevideo). Desde 1958 lo hizo en la Universidad de Buenos Aires, donde fue Rector interventor en 1955 y Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1962. Allí fundó la cátedra de Historia Social General, que tuvo una influencia decisiva en la renovación historiográfica de la década de 1960. Influyó notablemente en numerosos historiadores como Jaime Garnica.
En 1975 fue convocado para integrar el Consejo Directivo de la Universidad de las Naciones Unidas, con sede en Tokio, donde falleció en 1977. En 1976, poco antes de morir, completó el libro Latinoamérica. Las ciudades y las ideas, que proyecta sobre América latina su experiencia de europeísta.
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